"Mr. Smith Goes To Washington"
USA. 1939. 129 min.
Director: Frank Capra.
Actores principales: James Stewart, Jean Arthur, Claude Rains, Edward Arnold, Guy Kibbee, Thomas Mitchell, Beulah Bondi, Harry Carey.
Director de fotografía: Joseph Walker.
Montaje de imágenes: Gene Havlick, Al Clark.
Guión adaptado: Sidney Buchman, sobre una historia de Lewis R. Foster.
El luchador de las causas perdidas. El idealista indomable. Caballero sin espada. Podríamos estar horas y horas adjetivando al que no dudaríamos en calificar como uno de los personajes más inspiradores y llamativos de la historia del cine, un Jefferson Smith (no podía llamarse de otra forma) que nos enseña algunas de las claves de la sociedad moderna, esa que es portadora de unos valores que esconden en la realidad lo más peligroso del ser humano.
Y nos encontramos ante una película realmente innovadora, con décadas de adelanto sobre su tiempo, y que no puede dejar indiferente a nadie, al menos a quien tenga una pizca de sentido de la justicia, del valor humano de los gestos y de las palabras. Frank Capra (en el cénit de su carrera) nos lega una obra maestra que, al igual que el Sr. Smith, juega a contracorriente, y se deja la vida en ello. Y todo para poner en tela de juicio el paraíso idílico de las instituciones más sagradas del ordenamiento jurídico estadounidense, con el Capitolio como protagonista aboluto. Un senado integrado por la élite de la sociedad americana, ataviada de los mayores valores morales, que sin embargo, no duda en ponerse a los pies de un farsante, de un estafador recubierto de una dignidad indigna, que produce arcadas sólo de pensar en ello.
Y es en esta parte de la historia donde sale a relucir la valía de la película, con un guión sólido y transgresor, con unas actuaciones memorables, y con una dirección que nos enseña la verdadera misión de las personas, como antaño sucedía cuando un director creía en la historia que tenía entre sus manos y no dudaba en entregar hasta el último gramo de su vida en la realización de \"su\" película, de su obra de arte. Como sucede con un majestuoso James Stewart, que absorbe al señor Smith de un modo implacable, logrando una actuación que marca el devenir de la cinta.
Así mismo habría que destacar el enorme elenco de actores secundarios, encabezado por Jean Arthur y Claude Rains, ambos en estado de gracia. Ella se erige como el salvavidas del protagonista, un personaje capaz de enfrentarse a todos por creer en alguien. Y él nos sacude con una interpretación espectacular en el malvado papel del senador Joe Paine, paradigma del auténtico Caballero Oscuro, en todo el sentido literal de la frase, alguien que levita en cada sociedad, en cada tiempo, para despertarnos de nuestro letargo llamado ingenuidad. Y quisiera destacar por último la actuación de Harry Carey en el rol del Presidente del Senado, un actor que cumple de un modo eficaz el personaje más simpático, el guardián de las palabras, de las leyes y de las oportunidades, esas que levantaron, sobre todos los ciudadanos, los padres fundadores como Abrahm Lincoln o Samuel Adams.
"Caballero Sin Espada" es pues una película de obligada visión, para todo cinéfilo, pero también para todo amante de la libertad, de la seguridad, y de la búsqueda de la felicidad, algo por lo que Jefferson Smith hubiese sido capaz de luchar hasta la muerte, y por ello nos sentimos en deuda, por quien ha tramado semejante valor fundamental.
Lo mejor: James Stewart, es imposible definir su actuación con palabras. Hay que sentirlo y nada más.
Lo peor: que el final sea tan abrupto, pero es el precio que tenemos que pagar por habernos engullido en tan importante historia.
El Níngono.
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