Guión Original: Quentin Tarantino.
Productor: Lawrence Bender.
Actores Principales: Christoph Waltz, Brad Pitt, Mélanie Laurent.
Actores de Reparto: Eli Roth, Diane Kruger, Daniel Brühl, Til Schweiger, Michael Fassbender, Omar Doom, Denis Menochet, Sylvester Groth, Mike Myers.
Director de Fotografía: Robert Richardson.
Montaje de Imágenes: Sally Menke.
Quentin Tarantino no necesita presentación. De hecho, pasa por ser el director estrella, aquel que como Hitchcock o Spielberg sobresale por encima de los grandes actores y se erige como el auténtico reclamo publicitario de sus películas. Y mérito no le falta a este americano, creador de dos obras maestras como Reservoir Dogs o Pulp Fiction que, sin embargo, no ha vuelto a realizar nada por el estilo, nada del mismo calibre artístico.
Y claro, Malditos Bastardos vuelve a ser otra película más que engrosará el currículum de este señor, una película aplaudida por un sector de la crítica y recibida con frialdad por la otra mitad, y que el público la está viendo con buenos ojos. Y es que Tarantino ya no es director de cine, es una marca cinematográfica. Porque su última obra deja una sensación preocupante de vacío, de no percibir el objetivo de la historia que nos está narrando, de intentar buscar una posible escapatoria para quedarnos al final encerrados como Edmon Dantés en la obra cumbre de Alejandro Dumas, pero sin redención posible.
Por supuesto que la película tienes aspectos positivos. En verdad, el Sr. Tarantino mantiene intacto su sello personal, su estilo propio que lo hace único, y sólo por eso merece el pago de la entrada. La fotografía, la música, los decorados están a un muy buen nivel, y los actores, en general, están magníficos. Quisiera destacar muy especialmente a Brad Pitt en un papel que le va como anillo al dedo, a Sylvester Groth (soberbio como Joseph Goebbels), a Diane Krueger (fantástica y suprema, imágen viva de la Femme Fatale, una Mata Hari atrapada en un mundo que no le corresponde) y al tótem de los actores, un sublime Christoph Waltz como el Coronel Hans Landa, un personaje prototipo de los nazis, pero también de cuño tarantiniano, que reúne todo lo peor de la condicición humana, y que el actor alemán borda hasta el punto de que es la apuesta sobre seguro del filme de cara a los Oscars.
Pero no todo es oro lo que reluce, y lo que queda en la mente del espectador es, al final de la proyección, bien poco. Toda esa historia de un grupo de judíos americanos cuya misión en la guerra es matar a todo nazi viviente se torna en innecesaria, en un peligroso fuego de artificio que no nos enseña nada nuevo, salvo ese final ficticio que, de ideal y soñado, no llega a conmover ni a sentir nada en absoluto, una sucesión de imágenes simbólicas que ya hace mucho tiempo quedaron grabadas a fuego en nuestro ideario colectivo, gracias a películas de muchísima más entidad y respetuosas con la historia, que sin duda sobrevivirán mejor al paso del tiempo que esta singular pero floja, muy floja película bastarda.
Lo mejor: La sorprendente Diane Krueger y el espectacular Christoph Waltz, junto a esporádicos momentos made in Tarantino.
Lo Peor: Al menos en mi caso, sentir al final que se han reído de la más importante historia del siglo pasado.
5/10
Y claro, Malditos Bastardos vuelve a ser otra película más que engrosará el currículum de este señor, una película aplaudida por un sector de la crítica y recibida con frialdad por la otra mitad, y que el público la está viendo con buenos ojos. Y es que Tarantino ya no es director de cine, es una marca cinematográfica. Porque su última obra deja una sensación preocupante de vacío, de no percibir el objetivo de la historia que nos está narrando, de intentar buscar una posible escapatoria para quedarnos al final encerrados como Edmon Dantés en la obra cumbre de Alejandro Dumas, pero sin redención posible.
Por supuesto que la película tienes aspectos positivos. En verdad, el Sr. Tarantino mantiene intacto su sello personal, su estilo propio que lo hace único, y sólo por eso merece el pago de la entrada. La fotografía, la música, los decorados están a un muy buen nivel, y los actores, en general, están magníficos. Quisiera destacar muy especialmente a Brad Pitt en un papel que le va como anillo al dedo, a Sylvester Groth (soberbio como Joseph Goebbels), a Diane Krueger (fantástica y suprema, imágen viva de la Femme Fatale, una Mata Hari atrapada en un mundo que no le corresponde) y al tótem de los actores, un sublime Christoph Waltz como el Coronel Hans Landa, un personaje prototipo de los nazis, pero también de cuño tarantiniano, que reúne todo lo peor de la condicición humana, y que el actor alemán borda hasta el punto de que es la apuesta sobre seguro del filme de cara a los Oscars.
Pero no todo es oro lo que reluce, y lo que queda en la mente del espectador es, al final de la proyección, bien poco. Toda esa historia de un grupo de judíos americanos cuya misión en la guerra es matar a todo nazi viviente se torna en innecesaria, en un peligroso fuego de artificio que no nos enseña nada nuevo, salvo ese final ficticio que, de ideal y soñado, no llega a conmover ni a sentir nada en absoluto, una sucesión de imágenes simbólicas que ya hace mucho tiempo quedaron grabadas a fuego en nuestro ideario colectivo, gracias a películas de muchísima más entidad y respetuosas con la historia, que sin duda sobrevivirán mejor al paso del tiempo que esta singular pero floja, muy floja película bastarda.
Lo mejor: La sorprendente Diane Krueger y el espectacular Christoph Waltz, junto a esporádicos momentos made in Tarantino.
Lo Peor: Al menos en mi caso, sentir al final que se han reído de la más importante historia del siglo pasado.
5/10
Entradas
